viernes, 12 de junio de 2020

REFLEXIONES AL EVANGELIO

 DOMINGO DEL CORPUS CHRISTI

1.- Hoy celebramos el día del Corpus, el día de la Caridad y del amor fraterno. Celebramos la fiesta del Corpus Christi, de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y de nuestro encuentro sacramental con Él. Celebrar la Eucaristía es manifestar el deseo de entrar en ese amén divino y humano que nos ha sido regalado en Jesucristo. Porque el cáliz de nuestra Acción de Gracias nos une a todos en la sangre de Cristo, y el pan que partimos, nos une a todos en el cuerpo de Cristo. En la eucaristía no celebramos el triunfo y el éxito popular de un Cristo triunfante y resucitado, sino el amor infinito del Cristo crucificado, de un Cristo que entregó su cuerpo y derramó su sangre por amor a nosotros.

 

Celebrar hoy cristianamente el día del Corpus es, sobre todo, estar dispuestos a entregar nuestra vida para dar vida a los que sufren, a los que se están muriendo de hambre y de miseria, a los pequeños de nuestro mundo, es expresar caridad nuestro amor con los más necesitados y débiles, porque donde hay amor allí está el Señor.

 

2.- Cuando Cristo instituyó su eucaristía les pidió a sus discípulos que cada vez que se reunieran para celebrar la fracción del pan lo hicieran en memoria suya, es decir, pensando en lo que él había hecho e iba a ahora a consumar: entregar su cuerpo y derramar su sangre por amor a todos nosotros. Nuestras eucaristías deben ser un memorial de la vida, pasión y gloriosa resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Un memorial que no sólo consiste en recordar, sino en celebrar, en unir nuestra vida a la vida de Cristo, en comulgar con él, en unir nuestro destino a su destino. Sólo el que celebra la eucaristía estando dispuesto a entregar su vida por los demás, lo hace realmente en memoria de Cristo.

 

Esto es lo que los cristianos debemos proclamar hoy, día del Corpus: que nosotros somos la memoria viva de Jesús. Que cuando las demás personas nos miren y nos vean a los cristianos, vean en realidad a Cristo, se acuerden de él, vean en nosotros la memoria de él. Para eso, los cristianos debemos ser vistos hoy más como humildes continuadores de la caridad y del amor de Cristo, que como insignes portadores de su grandeza y poder. No se nos pide hoy a los cristianos, en esta celebración del día del Corpus, que exhibamos nuestra fuerza y poder, sino nuestra caridad y amor.

 

3.- La Eucaristía es sacramento de unidad"El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan", nos dice San Pablo. Cuantos participamos del cuerpo de Cristo nos incorporamos a Cristo y a su misión y formamos juntos un solo cuerpo, esto es, una comunidad de vida, que es la Iglesia. De la misma suerte que el alimento natural se une orgánicamente al hombre, así también el que come la carne y bebe la sangre de Cristo entra en una unión de vida con él. Esta unión es comparada a la que Jesús tiene con el Padre que le ha enviado al mundo. Comulgar es entrar en unión de vida con Cristo para entregarse con él a todos los hombres. 

 

La Eucaristía nos alimenta y nos empuja para construir y animar nuestra comunidad cristia­na. No hay Eucaristía sin comunidad, ni comunidad cristiana si no es eucarística. La comunidad es el espacio donde creemos que podemos acompañar y ser acompañados, generar presencia, anun­cio, denuncia y otro estila de vida.

 

Al participar en la Eucaristía, somos alimentados por la presencia real de Cristo resucitado, y estamos llamados a ser eucarísticos, es decir, a ser pan partido y comido por los hermanos, especialmente por los que tienen hambre y sed de justicia. Así seremos los cristianos, pro­longación de esta presencia real en medio del mundo, entre los hermanos, y seguiremos caminando hacia la Vida Eterna.

 

Hoy, en esta fiesta, hemos de pedir ser eucarísticos, ser presencia real de Cristo en el mundo, por nuestra entrega, nuestro compromiso, nuestro amor y caridad hacia los más necesitados. Si realmente queremos sustituir la "normalidad" anterior, por una "nueva normalidad", o mejor dicho por un mundo nuevo, una forma nueva de relacionarnos, de estar en el mundo, de hacer comunidad humana, los cristianos tenemos que ser esa presencia viva de Cristo en medio de las gentes, de los pueblos, de los problemas, de las situaciones, de la sociedad,... y, tenemos que hacerlo desde la entrega, el servicio y el amor, al estilo de Jesús. Esto es lo que tenemos que pedir, esto es ser eucaristía.